La emoción de aprender
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Dime y olvidaré… Muéstrame y tal vez recuerde...
Involúcrame y aprenderé.
Benjamin
F
ranklin
¿Recuerdas cuando eras niño? En aquella época podías
ver bajo la superficie de las cosas, jugabas a inventar
mundos y tus ojos se llenaban de asombro cuando
aprendías algo nuevo.
Es posible que no te acuerdes, pero en ese tiempo eras
capaz de tomar decisiones intuitivas y rápidas. Sentías,
además, una fuerte curiosidad por lo que te rodeaba.
A cada minuto un nuevo porqué salía de tu boca.
Pasaron los años y la infancia quedó atrás. Con la edad
adulta emprendiste nuevos y emocionantes proyectos,
pero también comenzaste a dejar de creer en la intuición
y en la capacidad de asombrarte por todo lo nuevo. En ese
momento, empezaste a olvidar al niño que un día fuiste.
Hoy, además de adulto, eres profesor. Todos los días
compartes tu tiempo con niños activos, motivados y
preparados para recibir tus enseñanzas. Si observas
atentamente sus ojos, puedes ver en ellos
la emoción
de aprender.
Cada día te esfuerzas en conseguir
más miradas maravilladas en el aula. Al percibir esas
expresiones te trasladas inmediatamente a una etapa de
tu vida que recuerdas con emoción: la infancia.
¿Quieres llenar el aula de miradas
emocionadas? Elige el proyecto
educativo de Oxford Educación,
en el que cada alumno es protagonista
de su propio aprendizaje.